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Ovalle, entrada y salida del desierto

Ago 30, 2018

Ovalle es entrada y salida. Inicia los valles más frondosos de Chile pero si miramos el mapa del otro extremo, es el fin del Desierto de Atacama. Tiene algo del calor intenso que da vida a la uva pisquera, los higos, guayabas, mandarinas, limones, comino y quesos de cabra que nos tientan a volver. Y por el sur, llega el fresco que alimenta los ríos y costas con camarones, ostiones y, por supuesto, también los vinos.

La plaza

Plaza Ovalle

La Feria Modelo

Ubicada en la antigua estación de trenes de Ovalle (que llegó a ser realmente importante como centro de distribución minera y gatilla el crecimiento de Ovalle), y a un costado del Museo del Limarí, la Feria Modelo es la gran huerta, vitrina y museo vivo de productos de esta tierra. Vaya por el comino, los frutos secos, el queso de cabra, el charqui, los pepinos de fruta, las uvas de todo color y tamaño, atados de cochayuyo, lechugas crujientes y frutas de las más sabrosas del país. Quédese conversando afuera con los señores que venden bolsas de plástico o con alguna florista; pase al fondo a comprar ropa abrigada si lo pilla el frío o a almorzar alguna cazuela de cordero, de pava o de pollo con porotos verdes tiernos y arroz blanquito. Eso, solo como entrada ya que aquí la cazuela parece ser un abre boca. ¡No diga que no se lo advertí!

Museo del Limarí y Valle del Encanto

Antes de ir a recorrer los museos «vivos» que se esparcen por el Valle del Encanto, al que se llega por el acceso – Ruta 43 – antes de entrar a Ovalle, pase por el Museo del Limarí donde podrá documentarse de buena forma sobre las particularidades de la cerámica Diaguita, el uso que los Molles le daban a las pinturas rupestres o cómo identificar las piedras tacitas.

Paseo petroglifos con familia

Valle del Encanto. Web a Monumentos Nacionales

El Mercado

El mercado de Ovalle – en pleno centro – sirve para almorzar muy bien y refrescarse en Frutinor. No puede irse de aquí sin probar sus jugos de aquellos que te dejan parado de sustanciosos y unas leches con fruta hechas – atención – con yogurt de pajaritos (léase kéfir si no sabe de qué hablo). De resto, en el mercado hay unas tiendas con plantas, algunos artesanías pero nada muy especial.

 

Restaurantes en Ovalle

Mi ranking actualizado empieza por La Fuente Toscana por sus pastas artesanales (si se asoma a la cocina quizás las vea secándose); su pernil y la Tabla Toscana que pone lo mejor en charcutería y quesería italiana y ovallina. Porque tienen un patio que da vista a las estrellas y un gran horno de barro que te hace sentir en familia. Acérquese sin remilgos a compartir y abrir la noche. Tienen menú de almuerzo en la semana; los postres como el «Cuore di caffe» los hace la «mamá del chef» y, ejem, cierran tarde (jueves a sábado hasta las 2:30 AM; y tienen estacionamiento gratis para clientes. Sirve también como bar de tapeo junto a la cerveza del limarí, «Punitaqui». En Independencia 146. web

Un clásico es el Club Social, en la calle Vicuña Mackenna, a una cuadra de la Plaza. El lugar parece venido a menos pero por 6 mil pesos ofrece comida sana, tipo buffet y se come rico. Mi pollo asado estaba exquisito, medio quemadito crujiente pero solo al punto de dar sabor. ¿Me explico? Y todo fresco. Lugar tranquilo, de parroquianos quitados de bulla y atención cercana. ¿Para qué pedir más?

Aunque es una heladería y seguro lo mandan primero a la Olmedo, yo lo mando a almorzar – goloso- postre a la L1 que se acaba de mudar de la Alameda a la calle Arauco 253. La verdad es que los helados están muy buenos y hay sabores diferentes.

Otro clásico atendido por sus propios dueños, y que recuerda el Kiosco Roca de Punta Arenas, es el Café Oriente en calle Antonio Tirado 153, pasando la Alameda. Sus sillas amarillas brillan tanto como los ojitos de picardía de los comensales cuando se van a ensartan uno de sus churrascos o abordar la «malta completa» (malta, leche, huevos y harina tostada) «Completa», o su «Leche con plátano». Precios de referencia: Churrasco + malta= 3.400 pesos. Su contundencia para el desayuno estuvo pensada para mineros y gente de faena dura, pero hoy queda la pura gula. ¿No será mucho, me dije yo al probarla? Aquí se come en grande, aunque las mesas sean pequeñas y la entrada al local angosta. Ojo con los horarios ovallinos: sábados de 9 a 17:30 y domingos cerrado (domingos casi todo está cerrado, excepto heladerías).

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Los Hoteles

En Ovalle mi hotel preferido es Altos de Tuquí, en la zona alta de la ciudad, casi frente al nuevo casino. Hay modalidad habitación o cabañas para visitas más numerosas. Y, la recompensa es el despertar: silencio, aire puro, mirada perdida a la lontananza de cultivos, pillada por la vista de algún picaflor, intentando tomar la foto de un conejo saltarín o admirando sus jardines. web

Si está en el centro, a una cuadra de la plaza, y quiere algo rápido y ejecutivo, una opción que me sorprendió y que conocí en mayo de este año es el Gran Hotel Ovalle. Fue remodelado y actualizado así es que si alguna vez se hospedó allí, sepa que hoy tiene nuevos dueños y mejoró. Pensé que sería ruidoso por estar justo en una calle peatonal, pero no lo fue. Es más, las almohadas y las camas estaban muy, muy suaves. El desayuno incluía huevos, al modo que uno quisiera y lo cierto es que las señoras fueron muy atentas, al punto que yo entré a la cocina a decirles cómo quería mi huevo. Onda ambiente familiar. Incluyen buen pan, fruta fresca y dan opciones de yogurt/cereal. web

 

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Los valles y pueblos

Es tanta la diversidad de localidades y pueblos…más de 50 en la Provincia del Limarí, que solo mencionaré algunos de los principales. Usted tome auto y vaya a la aventura. La mayoría de los caminos hoy están pavimentados, realmente buenos, pero son muy curvilíneos así es mejor parar, tomar la foto antes que dárselas de capo del volante (ya supondrá por qué hay tanta animita en estos caminos!). ¿Vamos?

Monte Patria y la Hacienda Juntas para dormir, disfrutar su piscina en familia o comer. Chañaral de Carén, su premiado pisco artesanal y su miel. Siga subiendo y se encontrará con Tulahuén, sus joyas en lapislázuli adornando la tumba del fotógrafo chileno Sergio Larraín y, si hay suerte, el helado de canela. O algo más potente, el Pisco Waqar destilándose ahí mismo, en su misterio de alquimias.

Internándose desde Carén (iglesia es la referencia) entre al valle del Río Mostazal, sus crianceros y sus cabras; las nueces escabechadas y el jarabe de chañar; sus campos de mandarinas, uvas pisqueras, uvas de mesa, guayabas y, bien al fondo, la Hacienda Sasso y harto cerro para escalar y caminar. Son cerros minerales: color rubí, oro y cobalto. También son cerros de contrastes: cactus y álamos; el sol del rebaño de cabras y la sombra de las aguas traspasando las quebradas.

 

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Por el costado norte de Ovalle, otra sorpresa: La comuna de Río Hurtado. Samo Alto y las churrascas con mate. Las señoras tejiendo en la plaza y vendiendo sus tejidos en cada esquina. Los senderos y el alfarero del camino. Los dinosaurios de Pichasca, la grieta y su centro de interpretación. Los senderos y el cactus con vista. El queso de cabra, siempre el queso, los higos secos, los orejones de pera y de manzana. El pisco y las uvas que transmutan su color en alcohol.

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Los ríos

Limarí da nombre a la provincia pero es quizás el río menos visible de todos los que bañan y dan vida a la zona cuando uno se interna en la cordillera. Se ve más en su recorrido hacia la costa hasta que desemboca cerca de Parque Fray Jorge en el Pacífico. Solo en la comuna de Monte Patria hay 5 ríos y es importante que empiece a familiarizarse con nombres como Río Grande, Rapel, Huatulame, Mostazal y Ponio, que dan agua al embalse La Paloma (hoy excepcionalmente lleno de agua, con opción de arriendo de botes y deportes náuticos así es que aproveche).

Antes de Ovalle, los vinos

Antes de entrar en Ovalle, hay que detenerse y desviarse. Solo 3 razones les dejo para evaluar tales desvíos. 1) Viña Tabalí, de las mejores de Chile. 2) La iglesia colonial de Barraza, su plaza con letreros «estilo ingenuo»; el museo eclesiástico de la capilla y Cabildo Abierto, un restaurante y centro de eventos precioso, que pone en valor el barro. 3) Y por ahí cerca, en Punitaqui, una viña familiar y con vinos distintos: Dalbosco. Su syrah/carmenere y su Rosé son joyas únicas. web

Como ve, Ovalle vale la pena del desvío de la Panamericana. Tiene una identidad distinta a la del Valle del Elqui y es más agreste, tiene otra mística más conectada con la piedra, el vestigio, pero igualmente sabrosa y tranquila. Eso es Ovalle y Limarí: tranquilidad.

Nota mental: Tómese 3 a 4 días porque las distancias engañan. Lleve bolsa para llevarse cosas ricas y en Ovalle saque dinero del cajero pues cuando uno se interna por los caminos, se paga en efectivo.

Desde Monte Patria – dirección sur – también puede regresar al sur por Combarbalá y seguir bajando hasta el valle del Quilimarí, Camarones y la ruta del Cuarzo. Pero bueno, eso ya es otra historia.