Santiago de Chile es vasto territorio: alberga a unos 7 millones de habitantes en un país que supera por poco las 17 millones de almas. Y a veces se nos cuelan lugares y esquinas, así como joyas culturales y patrimoniales, incluso gratis, como las que les voy a recomendar hoy:
Café Lastarria (ex Café del Museo) y Mavi – Plaza Mulato Gil
Remodelaron la plaza. La tuvieron cerrada por meses. Pero ya se develó el secreto: el MAVI (Museo de Artes Visuales y, ahí mismo en el 3er piso, el Museo Arqueológico de Santiago) MAVI
Se trata de un museo privado, con acento en arte contemporáneo y bienales de jóvenes artistas, y que en su 3er piso tiene una sala aparte, donde funciona el Museo Arqueológico. Allí se exhiben cacharros, instrumentos musicales y vestigios de las culturas originarias chilenas y a veces, también muestras temporales pero siempre rondando la temática patrimonial-arqueológica y/o precolombina. Lo interesante es que, aunque de martes a sábado es pagado, los domingos la entrada es gratis. Y también es recomendable aprovecharlo cuando viene una jornada de Museos de Medianoche. Ojo: No tiene bicicletero pero hay uno cercano por Lastarria, casi llegando a Merced y en el cercano Centro Cultural GAM. Metro de referencia: Universidad Católica – línea 1; o Bellas Artes – límea 5.
Lo más rico, sabroso y calientito no está en el MAVI, lo siento. Está al lado, en el Café del Museo Café del Museo que desde agosto 2017 – y tras una pequeña remodelación por cambio de dueños – se llama Café Lastarria.
Es el mismo que estaba antes de la remodelación, tiene calefacción en invierno, mesas cuadradas medianas bien cómodas para trabajar y/o compartir adentro o afuera, en una galería techada que da sobre la plaza, no sobre josé Victorino Lastarria. Quizás por eso, este café se nos»esconde». Yo voy frecuentemente por varias razones: porque arriba está «mi»sala de yoga; trabajan con buenos granos, generalmente de India y Perú, y porque sirven muy buen café.
Es que, y sin importar el barista de turno, texturizan bien la leche, y no te dan cafés hirviendo…en suma, respetan el origen de la planta y lo hacen bastante rápido. Abren a las 9 de la mañana y cierran después de las 21 hrs.
Eso sí. No todo suma 10 puntos. Escondido o no, para ser un café de museo, y obviando las esculturas de la galería externa que ya ven en la foto, le falta una pizca de amor y dedicación a la decoración. Sus paredes las notarán apagadas, salpicadas de cuadros muy sombríos, pero es solo oscuro en ese sentido.
Porque de la cocina salen aromas de infancia, viajes y buena compañía como churros con manjar (perfectos en porción, en azúcar y en fritura), pie de chocolate, brownies, postres de leche caseros, pizzas con rúcula y hasta calugas de leche recién hechas he comido por allá. O sea, por dulce o salado no hay que seguir escondiendo al Café del Museo.
Ralli y Nook: se pronuncian rápido, se disfrutan lento
Ralli, es el Museo Ralli de Vitacura.Museo Ralli
Una joya. Un secreto. Una sorpresa. Un regalo que el sr. Harry Recanati le hizo a la ciudad y este es el momento de agradecérselo y homenajearlo.
En 3 pisos encontramos sendas colecciones de arte latinoamericano moderno (quizás el periodo más paradigmático y fundacional) y una nueva sala de arte chileno moderno y contemporáneo. Pero lo que más sorprende entre los Rufino Tamayo, los José Luis Cuevas; o los chilenos Matta, Antúnez o Cienfuegos, es que la entrada al museo sea gratuita y que, aún así, muchos vecinos del sector – Vitacura es uno de los barrios más exclusivos de Santiago – nunca han pisado el Ralli. De ellos, muchos incluso ni saben de su existencia. Para reírnos, en lugar de llorar, déjenme recordar al maestro Condorito y su decir: plop!
Yo misma debo reconocer que había ido solo una vez antes hace muchos años y no tenía un recuerdo vivo del lugar. Regresé este año con la excusa del día del patrimonio, y mientras afuera caía el aguacero del año, mis ojos viajaban por cientos de figuras, sensaciones, formas y colores. Desprevenida subí al 2do piso y casi no creía lo que veía. Una develación sin codazos, sin cámaras digitales de por medio. Ningún museo en Chile podría unir en una misma frase nombres como Chagall, Dalí, Man Ray, Braque, Eleonora Carrington o Magritte. Ninguno. Ni público ni privado. Así es que si aun no visita el Museo Ralli, aunque sea para ver las esculturas de Dalí (hay más de 5) con sus eternos espejos, sus relojes o sus venus. Saldrá inspirado.
Café Nook – Vitacura
Y así como hay Dalí, Lam o Roser Bru sin que nadie haga fila por verlos, también hay cafés escondidos en Vitacura. Se trata del Nook Café Facebook Nook ubicado en la pequeña calle los Abedules (frente a La Punta y La Pesca) a una cuadra de la ex Rotonda Pérez Zujovic (zona en plenas obras viales) y a una cuadra del precioso Parque Bicentenario.
Buenas coordenadas para abrir la puerta de este amplio café de especialidad con mesas de reuniones, enchufes bien ubicados, luz natural, mesas de living para un encuentro de amigos, terraza con muros verdes…en resumen: un oasis.
Pero nada de eso valdría mucho para mí si tras la barra no estuviera gente como Francisco Miranda sirviendo soberbios cafés tostados por otro «crack» del oro negro: Segundo Tello de Café Altura link. Gracias a ellos Nook no solo se ve bien, si no que huele bien: Costa Rica Sumatra o Perú pueden entrar en una taza y hacernos el día.
Ahora, calma mis amigos…tanto bla bla del café no ha sido en vano. Del café, ya caemos en alguna que otra cosita para comer. Hay almuerzos, por supuesto. Y también torta de amapola bien mojadita; galletones bien suculentos y, el rey del momento: el cheesecake de maracuyá.
Seguiré en labor arqueológica por cafés y museos. Por ahora sepan que hay muchos más…escondidos, perdidos de las memorias, pero no del ojo ni de los pies de MEG.