Ya casi cumplo 4 meses viajando entre Vietnam, Camboya, Malasia, Indonesia y Tailandia. Y siento que ha llegado el momento de hacer un flash sobre aquellos detalles (soy mujer de detalles) que han llenado mis pupilas de imágenes. Si hay una palabra que pudiera elegir para resumir mis días en Asia, seria in-ten-si-dad. Intensidad de lo imprevisible. Salgo con un plan y termino en haciendo, viviendo, conociendo y probando cualquier otra cosa. Es el plan del no plan.
Y de todo lo que no planeo ni está en las guías turísticas, me decidí a hacer una lista simple, directa, sin muchas explicaciones. Son flashes, notas y tips.
- Café y té verde al mismo tiempo. En Vietnam no se extrañen de encontrar el vasito de café colado tan característico, junto a un vaso transparente color amarillento. Es té y lo sirven gratis.
- ¿Qué edad tienes? Esta puede y suele ser la primera o segunda pregunta que un asiático te haga aún sin conocerte. En occidente es casi de mala educación pero en países como Vietnam o Camboya, me dijeron, es una forma de conocer mejor a la persona, de entablar una conversación. Así es que tómalo con humor, no es nada personal.
- Moto: no hay ciudad, no hay foto, no hay sonido más característico de Asia del siglo XXI que no tenga una moto. Es el medio de transporte más usado por lejos, el más ruidoso por lejos y, déjenme confesarme, el más entretenido. Les juro que además de familias completas adosadas a una pequeña scooter, he visto torres de cajas de huevos arriba de una moto. He visto cómo mueven paneles solares completos, materiales de construcción de gran tamaño, atados de flores, kilos y kilos de piñas, de cocos, sacos de cemento, rejillas con animales como gansos y gallinas, bolsas enormes de compra, jugos y todo tipo de líquidos en bolsa. He visto el enjambre y he visto accidentes. He visto la vida pasar, detenerse y he visto la brisa del tiempo sobre una moto asiática.
- Mascarilla y casco: si hay moto, hay casco y hay mascarilla. Son el pack asiático por lejos. Las mascarillas son accesorios de moda tanto como una cartera y también el casco.
- Ruido por todos lados: Tengo que agregar que con la moto, viene el ruido. En Vietnam son los reyes de tocar la bocina. La tocan porque sí y porque no; si te van a adelantar, si van a doblar o solo por decir por aquí ando yo. Es una manía generalizada así es que los bocinazos empiezan en la moto y terminan en los camiones. Sin embargo, en Camboya y en Tailandia debo decir que aunque hay igual cantidad de motos, no tienen la manía de tocar la bocina por cualquier motivo. Y eso se agradece!
- Karaoke: ¿Dónde es la fiesta? En Vietnam (a estas alturas ya van adivinando que es el país más ruidoso de los 3 que he visitado) adoran el karaoke. No sé si es una fijación con agarrar el micrófono o gritar (y vaya que hablan fuerte!) pero adoran el karaoke. Eso sería bonito y hasta relajante, pero el problema es que vayan a cantar o no, ponen la música a todo volumen (es decir, para que se oiga a varias cuadras) y no importa si van a cantar o no, incluso no les importa que no haya nadie en la casa. La música marca presencia, al parecer. Y, ojo, siempre siempre son letras que, presumo, son melancólicas y lánguidas.
- Azúcar y picante: La comida asiática está basada en lo dulce y lo picante, juntos siempre y siempre en buena cantidad. Así es que prepárate para esas explosiones de sabor. Lo puedes encontrar en el mango verde con 2 pequeñas bolsitas plásticas de azúcar y de picante; en el curry verde o la ensalada de papaya. Lo único que de salva – hasta ahora – es el arroz.
- Machete o tijera: Cortar es un verbo que se conjuga con cuidado y con vigor en Asia. Por eso olvídense del cuchillito para esto o del cuchillo para esto otro. Aquí todo se corta con machetes o con tijeras. No exagero si les digo que he visto señoras muy enjoyadas fileteando pescados en los mercados locales sin soltar la tijera u otras señoritas cortando pollo con un arte magistral o señores pelando pequeñas piñas hasta lograr preciosas figuras y todo con machete.
- Masaje de pie: así como los tailandeses tienen su masaje tai (sin aceite de ningún tipo), los vietnamitas tienen el masaje de pie. No hay ciudad que no lo ofrezca pero lo más divertido es que, al preguntarles el por qué de esa fijación por los pies, nadie sabe nada ni tampoco saben por qué ofrecen tanto masaje de pie.
- Sleeping bus: dormir en un bus es algo que todos hacemos al viajar. No tiene nada de especial. Pero que entres al bus (sacándote los zapatos y poniéndolos en una bolsa plástica que te darán para ello) y en lugar de asientos, encuentres 2 ó 3 corridas de literas en 2 niveles distintos, es algo bien distinto. Más allá de la sorpresa inicial, lo cierto es que dormí bastante bien en estos sleeping buses. Lo único malo es que ponen el aire acondicionado a niveles antárticos y tienes que prepararte para la ola de frío.
- Poder femenino en obra: Soy mujer y sé que podemos fraguar cemento tanto como mover carretillas o maquillarnos sin necesidad de espejos. Pero ver mujeres trabajando en la construcción a la par de los hombres, es algo que solo he visto en Vietnam y Camboya. Otro detalle es que no usan ningún traje especial, se tapan bastante pero olvídate de medidas de seguridad como cascos o zapatos de seguridad.
- Grab o no Grab: es una aplicación móvil gracias a la cual puedes mover en moto o auto a precios más bajos. Existe también la versión Food. La identificas por su color verde. A mí me resultó súper útil en Saigón, Chang Mai y Penang. Link a Grab