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¿Te quieres escapar de Santiago? 2 recorridos de Fin de Semana

Dic 11, 2015

El calor del verano llegó a Santiago…y llegó con todo. Entonces, salir de Santiago, aunque sea sólo un sábado o un domingo por el día, puede ser la mejor idea. Nos alejamos unos 30 minutos del valle y ya nos damos cuenta de lo cerca – máximo 2 horas – que tenemos ríos (kayak), glaciares (trekking), viñas(tours y almuerzos), campos abiertos (compra de productos del campo) y hasta mar (almuerzo, paseos, playa).

Pensando en unas escapadas por el día, les doy, por ahora, 2 ideas que nos llevan por la Autopista del Sol, que une Santiago con San Antonio pero que, antes de llegar al mar, sigue el curso del Río Maipo, de cultivo de naranjas, paltas, hortalizas y excelentes vinos tintos.

Primera escapada: Viña Odjfell en Padre Hurtado y Pomaire

Tiempo de viaje: 45 minutos desde centro de Santiago.

Viña Odfjell

 

¿Qué hacer?

Tour de 1 hora conociendo proceso biodinámico de esta Viña, su historia de 15 años, su bodega y catando al menos 2 vinos, Orzada y Armador.

El tour es guiado por expertos, ya sean del área comercial o enólogos que han estado en la viña desde sus inicios, lo cual da un toque familiar al discurso y, claro, a los vinos. Se agradece ya que, bien seas súper experto en vinos o un amante de fin de semana, podrás aprender, preguntar con libertad y probar muy buenos vinos. Sobresale su Carignan. En época de vendimia (digamos que desde marzo a mayo) hay posibilidad de ver a sus famosos caballos nórdicos de raza pura en acción. En día normal, se aprecian en la entrada a la viña. Y sí, pueden ir con niños.

Para llegar: Acceso está bien señalizado, incluso desde la Autopista.

Tours: Para tours, se recomienda reservar. Ver web.

Y última recomendación, quédese un rato en la terraza y admire la vista sobre el valle del Maipo, puro campo, suaves lomas y brisa agradecida.

♥ Pomaire – cueva de salteadores (quechua)

 

Terminando el tour por Viña Odfjell nos da hambre y descubrimos que a unos 20 minutos de Padre Hurtado, retomando la Autopista del Sol, llegamos a Pomaire. Se trata de uno de los pueblitos más tipificados por nuestra cultura.

Pomaire es sinónimo de cacharros de greda, de barro oscuro, de cazuelas, chanchitos y pebre.

Hacía décadas que no iba y este pueblo de 8 mil habitantes sigue siendo básicamente un entra y sale de 2 calles: la de acceso y, dando la vuelta, la de salida. Lo que nos deja con unas 10 cuadras que, de lado y lado, tienen tiendas, tienditas, restaurantes y puestos callejeros vendiendo sus artesanías. A título personal, trate de NO comprar, cachureos y joyería asiática que podría encontrar en cualquier lado. Las hay en Pomaire, pero no es lo típico. Usted lo sabe.

Ese es el gran reclamo a Pomaire hoy, pero la cerámica original, incluso algunas muestras de novedad y creatividad, algunos artesanos usando el torno a vista de los paseantes, son aun posibles.

Mis recomendados son, más cerca del acceso a la mano izquierda, el local de Hugo Escalante, artesano que hace cerámica esmaltada de colores vivos, estilo simple y excelente factura. Me cuenta que sólo en esmaltar se tarde entre 6 y 8 horas por lo que hace unos años manda a hacer sus piezas a un taller y él se dedica al esmaltado. Hay ensaladeras, tahines, vasos, tazones y potecillos.

Para almorzar, en la calle lateral llamada Manuel Rodríguez, encontramos El tesoro de Pomaire, restaurante de ambiente bien familiar, limpio y donde comimos pollo con ensalada surtida y arrollado con jugo natural de frutilla. Su panera y su pebre bien picante completaron un almuerzo tardío a las 4:30 de la tarde. Guatita llena, corazón contento, atención esmerada y nos lanzamos a la calle principal. Pregunté a los dueños, y me confirmaron que abren desde más o menos las 10 am y que sirven desayunos con paila de huevos.

Además de cerámicas, a buenos precios comparados con los de Santiago, les recomiendo las tortillas de rescoldo de la señora Isolina (la verán en la foto). Nunca había visto algo tan genuino en plena calle. Las compramos tibias, estaba envueltas en un paño, todas eran únicas, casi como compitiendo con las cerámicas, y a solo 1200 pesos cada una.

Al final, excepto el susto de los 2 peajes que hay que pagar por entrar y salir de Pomaire, fue una linda pasada. No vimos huasos con ojotas ni carretas, como sí hay en pueblos menos conocidos que Pomaire, pero nos llevamos tortillas de rescoldo, huevos de campo que venden en las mismas calles centrales de Pomaire y, en la ruta, compramos saco de naranjas y queso. Nuestro sábado y nuestro Santiago fue absolutamente distinto. Al atardecer, los cielos naranjos nos cubrieron de colores cobrizos y dorados que quedaron impregnados en la retina. Un regalo del cielo, de Pomaire, del Maipo, del vino de Odfjell.

Datos prácticos:

Peaje: $1650 para entrar y $1650 para salir de regreso a Santiago.

No hay cajeros automáticos en Pomaire desde hace 2 años. Sí RedCompra.

♦ Punta de Lobos y Cáhuil – por la misma Autopista del Sol

Este reporte lo dejo para la próxima semana…¡Espérenme!

Voy y vuelvo…