Soy de las mujeres que viajan liviano. Ejemplo: hace 2 años me fui por 2 meses a Europa (recorrido desde París, Austria, Hungría, Toscana, Grenoble, Reims y vuelta a París, grosso modo) tomando trenes, buses e incluso a pie. Y cuando mi papá me despidió en el aeropuerto, con una mochila de 30 lts. marca Ferrino (que fue la que llevé todo el viaje) y una mini maleta (que dejé en casa de una amiga en París) que cabría de sobra en el maletero del avión, no lo podía creer. La sorpresa se extendió, 2 meses después, a los amigos que me despedían en París. ¿Así viajas? Me preguntaban. Ahí me di cuenta de que viajar liviano no era cosa tan común como yo creía. ¡Y eso que de regreso llevaba hasta una botella de vino Tokay y recuerdos para toda la familia!
Al parecer causa curiosidad que, siendo mujer, no ande con 5 «rouges» (lápices labiales en chileno); con 20 aros o aretes; ni con 10 poleras (franelas o remeras). Debe ser porque llevo décadas viajando en las más diversas circunstancias o porque he vivido en otros países y ya tuve mis bautizos arrastrando maletas en aeropuertos y estaciones de Metro (cuando aun – ¡Oh vieja dama!- ni existían las maletas con rueditas, que se escribe fácil pero que aparecieron en mi presupuesto solo a fines de los 90’s).
Por eso hoy he querido compartir mis consejos para hacer que la maleta o la mochila sean tu amiga y no tu enemiga; para que los potes de champú o cremas se hagan más pequeños, y no los termines odiando o botando. Obviamente, estos consejos son adaptables a cada tipo de viaje, ya que conozco amigas e incluso hermanas, a las que por más que pidan o les de consejos, terminan saliendo de viaje cual caracoles (léase con la casa a cuestas).
Voy por lo preciso, lo útil, lo que no parece importante o lo impensado pero que a mí me da resultado.
♥ No al blue jeans: son los que tardan más en secarse y las telas son duras. Conclusión: mejor un pantalón tipo cargo, de telas livianas que puedes lavar en cualquier habitación de hotel y que se secará en una noche. Otro consejo, para mujeres, es preferir vestidos y faldas. En lo personal, he descubierto que un vestido – largo o a media pierna – es muchísimo más cómodo, y ocupa menos espacio, que cualquier pantalón.
♥ Más valen 3 calcetines, que 50 zapatos: que se te mojen los zapatos, ok, aunque difícil. ¿Pero que se te mojen los zapatos y que no tengas calcetín para cambiarte y deshacerte de la humedad de los pies? Ya la cosa se pone fea. Por eso, tras varios trekking extremos en lugares como Torres del Paine en la Patagonia chilena o por aguantar la lluvia en la fila para entrar al Museo Van Gogh de Amsterdam…los calcetines son mi secreto mejor guardado. Es de las pocas cosas que llevo 3 pares. Incluso me sirven ante el frío, pues si no llevo guantes, bien valen los calcetines para protegerme. ¿Lo habías pensado?
♥ Si viajas en tren, prefiere la mochila: Sube y baja escaleras. Esa es la realidad es casi, casi todas las estaciones de trenes y Metro. Así el panorama, conviene mucho más para nuestra espalda, piernas y brazos andar con mochila (¡no una de 80 kilos si pesas 55!) que con maleta. Para evitar dolores de espalda inncesarios, te recomiendo que aprendas cómo se sube la mochila a los hombros, ya que hay una técnica para montañistas y gente de trekking que sirve también a turistas urbanos.
♥ Piensa qué se puede comprar donde vayas. No salgas de tu casa como si fueras a la luna…Analiza tu destino. Si vas a la montaña, claro, deberás llevar fósforos, linterna y agua. En esos casos, hay que ser precavidos, pero si vas acompañado, puedes convenir qué cosas llevarás tú y qué otras tu acompañante para no repetir ni cargar de más. Ahora bien, si viajas a una ciudad, por muy pequeña que sea, ten por seguro que habrán supermercados y farmacias donde comprar de todo…pasta de dientes o detergente si te hace falta lavar ropa; o hasta un nuevo pantalón si es que le pasa algo al que llevaste.
♥ Exhibe antes lo que llevarás y edítate a tí mismo: trata de extender todo lo que llevarás al viaje sobre la cama o una alfombra. La idea es que, al menos 1 día antes de la partida, puedas visualizar qué llevarás exactamente. Es como ver las cosas desde lejos o con la distancia del tiempo: todo se ve más claramente y se toman mejores decisiones. En este caso, la idea es eliminar y que te preguntes…¿Usaré realmente toooodas esas poleras en 1 semana? ¿Podría usar el champú del hotel y dejar el mío en casa? ¿Por qué 2 chaquetas si al final siempre uso 1 y es la que llevaré puesta? Así vas sacando y sacando.
Me he querido restringir a 5 consejos, pero como viajera liviana, podría darle cientos de tips. Lo importante es que planifiques tu destino…No te puedo decir qué llevar ni qué dejar exactamente, porque muchas decisiones se deben tomar dependiendo del destino, duración y tipo de viaje. Pero, para terminar, un consejo final. Si vas a casa de familiares o a tu ciudad de origen, lleva la maleta mucho más liviana de lo normal. Seguro que querrás traer contigo recuerdos, que tus familiares te harán regalos inesperados y todo eso se acumulará en tu maleta. Mejor que bailen las cosas al interior de la maleta de ida, pero que no tengas que pagar sobre peso o dejar cosas afuera, al regreso.
Espero haberte sido útil. Si tienes preguntas o dudas, aquí estaré para responderlas y seguir este viaje imaginario.
¡Hasta mañana!
MEG